lunes, 23 de abril de 2012

Siempre con su vestidura negra, balanceando sus caderas como péndulos marcando los segundos de una noche etérea.Confundiendo a más de un hombre la fidelidad de su sexo, invitando a probar el placer de lo desconocido.Ella, solo ella complace al prójimo sin esperar nada a cambio,sin esperar un residuo de aquel amor tan añorado.Ella,solo ella, cada cuarto menguante se dirige  hacia el desván gris.Una vez ahí,flexiona sus rodillas;hincada, cuestiona a la Luna cuál es la gracia, el por qué de su  nacarada sonrisa...

 La dama ofendida al mirar aquel rostro jovial.Sostenía un cuchillo entre sus  manos  aterciopeladas,que contaban historias de las miles de caricias que a miembros había emitido con la única a razón de obtener emociones,intercambiar pasiones y sentirse amada por al menos en un momento fugaz.Pero una y otra vez le tocaba beber el inmenso vació que intoxicaba su radiante escultura.Lenta y dolorosamente,cada una de sus extremidades se notan húmedas y rojizas...el sacrificio ha iniciado.
   M.A.O.C.

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